MIYAZAKI Y LA NATURALEZA
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Hayao Miyazaki |
Los largometrajes animados se han
convertido en los últimos años en obras cada vez más serias y con un trasfondo
que no tiene nada que envidiar a los largometrajes de “carne y hueso”. Quizá si
dejamos a parte a los estudios Pixar, sean las producciones japonesas las que
han marcado el ritmo desde hace bastante tiempo (más de 30 años), con espléndidas obras maestras. Dentro de estas
producciones hay un nombre que destaca sobre el resto, el de Hayao Miyazaki.
Yo, con mi formación de Biólogo, y con mi ansia por establecer conexiones entre
distintas áreas de conocimiento, decidí hace un tiempo revisar algunas de sus
obras para encontrar como el autor trata de inculcar un especial cariño hacia
el mundo que nos rodea mediante fábulas extraordinariamente contadas. He
escogido para tratar una obra clásica de este director: Naussica del Valle del viento. Conforme desarrolle la entrada se
entenderá el porqué de escoger esta obra en particular.



En el segundo podéis jugar cambiando
parámetros y viendo la evolución de las margaritas). La forma en que el bosque
contaminado (el mar de putrefacción), protegido por los insectos, encierra la esencia de un mundo que aún está
vivo y que guarda los vestigios de un aire puro, que ya no circula en la
superficie, en sus profundidades, alimentándose de la descomposición de los
árboles, con un abono de color amarillento (lo que me parece un símil con el
oro, dando a entender lo valioso del ciclo vital) me hace pensar en los
pequeños reductos que hay en la naturaleza que se encuentran fuera del alcance
de la civilización, allí donde los flujos de materia y energía son ajenos a
todo menos a ellos mismos.
Un aspecto interesante de
Naussica es su actividad marcadamente científica, explorando el mar de
putrefacción, recolectando plantas, observando el mundo que le rodea y siendo
el baluarte del pensamiento crítico en un mundo donde nadie tiene interés por
ver más allá de ese mar de putrefacción, un mundo considerado perjudicial para
los humanos, y del que ella consigue averiguar más de lo que se ha podido
averiguar en los últimos mil años, simplemente por mera ignorancia. Incluso
consigue sacarle partido; la imagen final construyendo un jardín cultivadas con
plantas cogidas del bosque contaminado es prueba de ello.

Como buena pensadora con mente científica, Naussica se plantea una primera hipótesis “¿Qué pasa si intento cultivar las plantas fuera del bosque contaminado?”. Para poder comprobarla diseña un experimento que consiste en recolectar semillas de las plantas que viven en el bosque contaminado y cultivarlas en un medio condicionado por ella misma en el sótano del castillo donde vive. A continuación obtiene resultados ¡Las plantas crecen fuera del bosque! Ahora, siguiendo un bucle hipotético-deductivo, los resultados le plantean una nueva hipótesis “¿Qué hace que las plantas sobrevivan tanto en un lugar contaminado como en su casa, que está libre de contaminación?” La conclusión la obtiene cuando cae en las profundidades del bosque contaminado, y ante los atónitos ojos del príncipe Asbel (del reino de Pejite, que está en guerra con el reino de Tormequia), integra los conocimientos adquiridos y deduce porque las plantas se desarrollan en ambos ambientes (la pureza del agua y del aire en las profundidades del bosque alimenta a las plantas de la superficie) ¿Viendo cosas desde mi sesgo de hombre de ciencia? A lo mejor sí…
Naussica tiene más puntos curiosos.
Durante el transcurso de la película hay un hecho que puede pasar
desapercibido, pero que a mí me resulta llamativo, e incluso intencionado por
parte de Miyazaki. A lo largo del film se producen varias batallas, hay
accidentes, con personas que mueren….sin embargo no hay sangre que salga de los
humanos. La única sangre que se ve en la película únicamente brota de los
insectos y de la propia Naussica (momento en el que montada en su aparato
volador resulta herida por los dos hombres que transportan una cría de Ohm en
otro extraño aparato volador). Miyazaki quiere resaltar que en mitad de un
conflicto bélico, va a ser el ambiente en el que vivimos el que sufra el mayor
daño. La inocencia de Naussica, y su buen hacer, quedan integrados en la
naturaleza, por lo que pasa a ser otra víctima más, sangrando entonces de la
misma forma que lo hace el mundo del que ahora forma parte. El mensaje podría
ser: “Aquel o aquello que no se mueva dentro de la marea de destrucción será
arrasado”, sin embargo, como explicaba antes haciendo referencia al “mundo de
las margaritas”, parece que la naturaleza encuentra siempre la forma de
devolver la jugada (el mar de putrefacción representa la venganza de la madre
naturaleza…).
Que yo esté haciendo un análisis de
lo que intenta describir Miyazaki con esta obra no quiere decir que esté
totalmente de acuerdo con su interpretación (o la interpretación que creo que
él quiere dar). Para concluir remataré la faena hablando de esa utopía de la
que antes hablé. Miyazaki termina con la conciliación entre naturaleza y
civilización, con Naussica como “el mesías” tan esperado ¿Por qué utopía?
Porque a día de hoy, 30 años después de esa película, sigue desaparecida esa
presunta conexión global con el mundo que nos rodea, a pesar de que, como dije
al principio, tengamos conciencia individual de que los seres vivos también
poseen procesos fisiológicos que les permiten percibir y sentir ese mundo en el
que cohabitamos. Como esto es una mera interpretación, y como cada uno tendrá
la suya propia, estaría bien que se abriera un debate entre aquellos que hayan
visto la película. Me dejo cosas en el tintero como, por ejemplo, hablar de los
dioses guerreros (¿analogía con los pesticidas que matan no solo a los insectos
sino a todo lo que se pone en su camino?). La recomendación es clara: Ved cine
de animación, puede ser tan enriquecedor como cualquier otro.
Autor del artículo
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José Joaquín Serrano Morales |
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